La estación de esquí de Sierra Nevada, que genera un impacto económico en su entorno de 157 millones de euros anuales, es una fuente de riqueza que mantiene el tipo frente a la crisis global.
Levantar la vista y supervisar la nieve de Sierra Nevada desde cualquier punto de Granada es, para sus habitantes, un gesto cotidiano, casi mecánico. La gran mancha blanca ha sido desde siempre una imagen tranquilizadora, una garantía de agua y de bienes para todo el año, que en los tiempos actuales la sabiduría popular asocia también a la riqueza generada por la estación de esquí.
Casi todo el mundo tiene un familiar, un amigo o un conocido que vende esquís, sirve cafés, trabaja en un hotel o es monitor en las pistas de la Sierra. Durante la temporada pasada, la actividad de la estación generó 157 millones de euros y produjo un movimiento económico global de 336 millones. Estos datos del último estudio Eseca sobre Sierra Nevada no son cifras frías, si no una realidad palpable en el entorno.
Las épocas invernales en las que el macizo de Sierra Nevada está salpicado de los populares ‘clareos’, por falta de nieve, la preocupación es colectiva. Y es que la estación de esquí se ha convertido en un pilar económico, la atracción para el aproximado millón de personas que acuden cada año a esquiar o realizar otras actividades de ocio. Y una fuente de empleo imprescindible: la Sierra generó en 2012 3.773 puestos de trabajo. Esta cifra es el equivalente anual de los 5.188 empleos de temporada. Tanto el dato laboral como el resto de los parámetros económicos se refieren a lo que Sierra Nevada genera de forma global. Es decir, del total de empleos anuales, 2.219 son directos (relativos a servicios que se ofrecen a los visitantes) y 1.554 indirectos (para generar los productos y servicios necesarios). Sería como el empleado que sirve el café, por un lado, y el que reparte la leche a esa cafetería, como ejemplo de empleo indirecto. Y la repercusión de la riqueza que se genera suele ser cercana. De esos 3.773 empleos, el informe Eseca señala que 3.014 repercuten en un «entorno próximo» (que sería Andalucía y, en menor medida, el resto del territorio nacional) y 759 en otros territorios más lejanos.
Algo similar ocurre con los datos relativos a la riqueza generada. De los 157 millones de Valor Añadido Bruto (el parámetro que mide el impacto en la economía) de Sierra Nevada durante la temporada 2011-2012, 124 millones se quedaron en ese «entorno próximo», mientras que 32 millones repercutieron sobre todo en el extranjero. Es muy común, según explican los analistas de Eseca, que este último apartado corresponda a elementos tecnológicos o material que no están disponibles en un entorno cercano. Un ejemplo podría ser el de cierto material deportivo de alta sofisticación.
Sierra Nevada no es ajena a la crisis y por eso está lejos de sus mayores picos de visitantes (en torno a 1,3 millones), se han recortado mucho las inversiones de la empresa gestora, Cetursa, que además sufre conflictos laborales por los recortes de personal. «Todos nos apretamos el cinturón pero en los tiempos que corren hay que hacer una gestión lo más eficiente posible», explicó a este periódico la directora de Cetursa, María José López, que viene insistiendo en que esta empresa pública «no aspira a ganar dinero, pero tampoco a perderlo». La responsable de la estación agregó: «Tenemos que acostumbrarnos a vivir de nuestra cuenta de explotación».
Los detractores de este modelo de gestión argumentan que Sierra Nevada genera riqueza en todo el entorno, por lo que la empresa pública, dependiente de la Junta de Andalucía, debería hacer inversiones sin objetivos inmediatos de rentabilidad. Los empresarios, por ejemplo, reclaman cada año que se alargue la temporada de esquí aunque haya menos visitantes, pero Cetursa acorta cada vez más los tiempos por la escasa rentabilidad de mantener el costoso operativo.
La afluencia de visitantes en marzo y abril ha decaído mucho en los últimos cuatro años. Sierra Nevada recibió a 115.000 personas durante abril de 2009 y esa cifra ha ido mermando progresivamente hasta llegar a menos de 50.000 visitantes en el mismo periodo de 2012. Menos de la mitad.
Siempre se ha asociado esta estación al esquí de primavera, al ser uno de los pocos sitios donde se puede practicar ese deporte en fechas tan avanzadas. Pero en los últimos años los mayores incrementos de visitantes se han producido entre diciembre y enero. Quizás porque la estación depende cada vez menos de la climatología en exclusiva. Los períodos de sequía se cubren mejor con la producción de nieve artificial, algo en lo que se ha invertido mucho en los últimos años.
La estación de esquí es un reclamo para los visitantes más demandados, por su poder adquisitivo. El gasto medio diario de un esquiador de Sierra Nevada durante la temporada pasada fue de 101 euros y si es de los que pernoctan, el promedio alcanza los 112 euros. Dos tercios de todos los visitantes de Sierra Nevada pernoctan en el entorno. Más o menos la mitad, en la propia estación (Pradollano), y la otra mitad, en Granada o su Área Metropolitana. El número de personas que pasan alguna noche se ha incrementado en el caso de los esquiadores y ha descendido en las estadísticas del resto de visitantes.
El promedio de pernoctación es de 3,2 noches y, según los datos que maneja Eseca, el principal motivo expuesto por los usuarios de la estación para no quedarse a dormir es el elevado precio de los establecimientos hoteleros. No obstante, la motivación principal para no pernoctar puede estar en la procedencia de los visitantes, pues Sierra Nevada sigue siendo una estación de público local y nacional, sobre todo del centro-sur de España.
Andalucía aporta la mitad de los visitantes anuales (especialmente Granada y Málaga, seguidas a distancia por Sevilla). Los madrileños representan el 17% de la afluencia, que ha descendido levemente, pero Sierra Nevada ha hallado en la Comunidad Valenciana una buena cantera de visitantes, al pasar del 3% al 10% de una temporada para otra.
La afluencia de extranjeros es todavía muy escasa (un 3,2%), si bien se percibe una tendencia a crecer. La internacionalización de la estación se potencia con la celebración de competiciones, especialmente los preparativos para la Universiada 2015.
El nuevo perfil del visitante es más joven, viaja con amigos y hace snowboard
La estación ha invertido para potenciar el deporte de moda en la nieve y para garantizar la seguridad
El 68% de los esquiadores que acudieron a Sierra Nevada la temporada pasada eran hombres y, tal y como se desprende del informe Eseca, el perfil está cambiando. Cada vez son chicos más jóvenes(los que están entre 18 y 29 años han pasado de ser el 28% al 43%), viajan con amigos (un 44%, frente al 29% que lo hace en pareja) y van prefiriendo la práctica del snowboard sobre la del esquí. La proporción de snowboarders ha pasado en un año de ser el 16% de todos los esquiadores al 39%.
La directora de Cetursa Sierra Nevada, María José López, explicó que el desarrollo de esta modalidad deportiva se ha convertido en uno de los principales objetivos de la estación durante los últimos años, lo que explica el incremento de adeptos. Hace dos temporadas se trasladó el snowpark Sulayr a la Loma de Dílar, para separarlo de la zona de principiantes de Borreguiles.
«De un lado hemos creado uno de los mejores snowpark de Europa, con el que además cumplimos uno de nuestros objetivos , que es la promoción deportiva, con competiciones internacionales de primer nivel. Y de otro lado, hemos descongestionado el área de Borreguiles e instalado un nuevo remonte, dejando un área familiar más amplia y segura»
Fuente: Ideal