Cuando el Mulhacén iluminó África
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¿Sabías que una de las mayores proezas científicas del siglo XIX tuvo como escenario la cumbre de nuestro Mulhacén? A menudo, cuando subimos al techo de la Península (Ver Actividades) , nos fijamos en las vistas o en el esfuerzo físico, pero pocos conocen que allí arriba, hace casi 150 años, se escribió una página fundamental para conocer la forma exacta del planeta Tierra.
El desafío de 1879: Unir Europa y África visualmente
Corría el año 1879. Francia y España tenían un objetivo ambicioso: unir sus redes geodésicas cruzando el Mediterráneo. Necesitaban conectar visualmente las cumbres de la Penibética con las montañas de Argelia. Los elegidos fueron el Mulhacén y la Tetica de Bacares en España, y el Filhaoussen y M’Sabiha en África.
Al mando de la operación española estaba Carlos Ibáñez e Ibáñez de Íbero, un militar y geógrafo brillante, cuya labor fue tan vital que la Reina Regente acabaría otorgándole el título de Marqués de Mulhacén.
Una logística imposible a 3.479 metros
Lo verdaderamente heroico de esta historia no fue solo la medición, sino cómo lo lograron. Imaginad subir al Mulhacén en 1879, sin las carreteras ni el equipo ligero de hoy.
El capitán de ingenieros Juan Borrés tuvo que trazar el primer camino de subida y construir unas precarias barracas de piedra en la misma cumbre. La caravana que partió de Vélez de Benaudalla era digna de una película: carros tirados por bueyes cargando máquinas de vapor, proyectores eléctricos y material científico delicadísimo.
“Los bueyes tenían que ser ayudados por sesenta hombres tirando de cuerdas para superar el Barranco de Poqueira”.
Luces en la noche y frío extremo en Sierra Nevada
Una vez en la cima, la expedición se enfrentó a condiciones durísimas. El general Ibáñez relató temperaturas de 12 grados bajo cero y tormentas eléctricas que destrozaron parte del equipo.
Pero el 9 de septiembre de 1879 ocurrió el milagro: desde el Mulhacén se vieron las señales luminosas emitidas desde Argelia. El enlace geodésico se había completado, logrando el salto métrico más grande del mundo hasta la fecha (270 km).
El legado del Marqués de Mulhacén
Gracias a esta aventura, hoy sabemos con mayor precisión el tamaño de la Tierra. Carlos Ibáñez no solo unió dos continentes, sino que puso a Sierra Nevada en el mapa de la ciencia mundial. Por eso, cuando hoy llegamos a la cumbre, pisamos el mismo suelo donde unos valientes, con bueyes y lámparas de petróleo, miraron hacia África y vieron la luz.
El Enlace Geodésico del Mulhacén: La hazaña que unió Europa y África en 1879
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El accidente aéreo en el Mulhacén 1966 La Tragedia Oculta del Globemaster C-124
