Encontradas en una cabaña del capitán Scott 22 fotos tomadas en la Antártida hace 100 años
La Antartic Heritage Trust de Nueva Zelanda presenta 22 imágenes reveladas y restauradas tomadas en la Antártida hace 100 años.
En una cabaña abandonada en el Cabo Evans, en la Antártida y por caprichos del destino, se encontraron varios negativos fotográficos, algunos en buen estado de conservación. Todas las placas de nitrato de celulosa encontradas en la cabaña, se encontraban congeladas y pegadas entre sí, no obstante, la fundación neozelandesa Antartic Heritage Trust (Fundación del Patrimonio de la Antártida) ha podido trabajar durante casi un año con todo el material hallado, restaurando y revelando 22 fotografías en blanco y negro tomadas en la Antártida hace 100 años, durante la Expedición Imperial Transatlántica (1914-1917) que dirigió el explorador Ernest Shackleton. Los negativos de nitrato de celulosa, considerados como una pieza única a nivel histórico, estaban congelados dentro de una caja en la pequeña habitación que Herbert Ponting, fotógrafo de la expedición de Scott de 1910 a 1913, utilizaba como cuarto oscuro. Dicha expedición ocupó la cabaña durante un tiempo indeterminado, siendo para ellos un enclave estratégico bastante familiar pues, según parece, el propio Scott ya había utilizado dicha cabaña como campamento en varias expediciones anteriores. El explorador inglés se convirtió en toda una celebridad al perder la carrera por ser el primero en llegar al Polo Sur por 33 días frente al noruego Roald Amundsen. Aunque de momento se ignora el nombre del autor de las fotografías, se está trabajando con la hipótesis de que sean obra del sacerdote y fotógrafo licenciado en Cambridge, Arnold Patrick Spencer-Smith, miembro del conocido Ross Sea Party, que formó parte de la Expedición Imperial Trans-Antártica de Sir Ernest Schackleton entre 1914 y 1917. La Ross Sea Party ocupó la cabaña de Scott entre los años 1915 y 1917.
La Fundación se encarga en estos momentos de acabar de inventariar y restaurar las imágenes recuperadas, algunas bastante deterioradas y otras en mejor estado. Los miembros de la fundación han identificado varias zonas de la Antártida con bastante exactitud, como pueden ser el estrecho McMurdo o la isla de Ross, donde el grupo menos numeroso quedó atrapado. Como detalle significativo, junto a los paisajes identificados, en alguna de las imágenes se puede ver con claridad al jefe científico de la expedición, Alexander Stevens, en el Aurora.
El descubrimiento de las imágenes fue una casualidad incluso para los máximos responsables de la Fundación neozelandesa. “No pensamos que la pequeña caja que encontramos tuviera nada de relevancia”, comentó el director ejecutivo de la fundación, Nigel Watson. -“Este ha sido un hallazgo realmente emocionante, de gran valor histórico. Es algo único y estamos encantados de poder ver expuestas fotografías míticas 100 años después. Es un testimonio y un homenaje de nuestros esfuerzos para conservar el legado que nos dejó Scott durante el tiempo que pasó en la cabaña del Cabo Evans”, añadió Watson.
Mark Strange, responsable de todo el proceso de restauración, ha comentado que los negativos han necesitado un tratamiento especial que se inició hace casi un año, comenzando por la ardua tarea de separar y limpiar (incluyendo la manipulación de los moldes y la eliminación de marcas y arañazos) las placas que se encontraban en mejor estado, trabajando para consolidar todas las capas de imagen de nitrato de celulosa. Las primeras 22 placas separadas se revelaron y se enviaron a la New Zealand Micrographic Services para ser escaneadas con un escáner de alta resolución profesional. Las imágenes escaneadas digitalmente se convirtieron en positivos digitales de alta calidad, que fueron entregadas a la Antartic Heritage Trust para su conservación y almacenamiento en las mejores condiciones posibles.
Este no es el primer descubrimiento llamativo de esta fundación austral, que durante otra expedición científica en la Antártida, en 2010 había encontrado tres barriles de whisky y dos de brandy pertenecientes a otra expedición de Shackleton, en este caso la que dirigió en 1908.
Grandes nombres en la Antártida
Durante la segunda aventura de Scott en la Antártida, el explorador inglés encabezó un grupo de cinco hombres que alcanzó el Polo Sur el 17 de enero de 1912, aunque sólo para descubrir que la expedición noruega capitaneada por Roald Amudsen se les había adelantado. En su viaje de vuelta, Scott y sus cuatro camaradas perecieron por una combinación de agotamiento, hambre y frío extremo. Antes de su nombramiento para dirigir la Expedición Discovery, Scott había seguido una carrera convencional en tiempo de paz como oficial de la armada inglesa, donde las oportunidades de promoción profesional estaban limitadas y, por tanto, muy solicitadas por los oficiales ambiciosos. Fue la oportunidad para obtener distinción personal lo que llevó a Scott a liderar la Discovery, más que ninguna otra predilección por la exploración polar. Sin embargo, tras dar este paso su nombre quedó inseparablemente vinculado a la Antártida, el campo de trabajo al que dedicó los últimos doce años de su vida.
Tras conocerse la noticia de su muerte, Scott se convirtió en un icónico héroe británico, un estatus que mantuvo durante más de medio siglo y que quedó reflejado en los numerosos memoriales levantados por todo su país. En las últimas décadas del siglo XX su leyenda fue evaluada de nuevo y la atención se centró en las causas del desastre que terminó con su vida y con la de sus camaradas, así como el grado de culpabilidad del propio Scott. Así, el explorador pasó de leyenda a figura controvertida, cuestionada en su competencia y carácter. En el siglo XXI su figura ha sido considerada más positivamente, y se enfatiza su valentía personal y estoicismo al mismo tiempo que se reconocen sus errores y el fracaso de su expedición se achaca principalmente a la mala fortuna.
Aquella expedición, tras la pérdida por los aventureros ingleses del honor de ser los primeros que llegaban al extremo más austral del globo, quería batir otro récord: ser la primera que cruzaba el continente helado. Pero tampoco pudo ser. Para empezar, uno de los barcos de la partida, el Endurance, quedó atrapado por los hielos que lo comprimieron hasta romperlo. Ello supuso una importante pérdida de material. Sin embargo, Shackleton, que ya había viajado con anterioridad a la Antártida, consiguió mantener el grupo de 27 personas sin bajas hasta que fueron rescatados dos años más tarde, en lo que se consideró un prodigio de supervivencia. La otra parte de la expedición, encargada de aportar suministros al final de la expedición, tuvo peor suerte: también perdió el barco, el Aurora, y se vio bloqueada, y de los 10 hombres que la componían solo regresaron con vida siete.