¿Los guías de club de montaña tienen responsabilidades?

Raúl Lora: «El día que murió Iratxe suspendí una excursión por el mal tiempo»

«Un guía debe tener siempre al grupo bajo control, aunque sea imposible que todos estén a tu lado»

rescate

El fallecimiento de Iratxe Urrutia en Gredos por agotamiento e hipotermia durante una excursión del Bilbao Alpino Club ha causado un profundo impacto en el mundo de la montaña. El desgraciado incidente ha puesto sobre la mesa la labor de los organizadores y responsables de esas excursiones de club, que se cuentan por cientos cada fin de semana en toda España. Solo en el País Vasco, los más de 250 clubes adscritos a la Federación Vasca organizan más de medio centenar de actividades y salidas de montaña cada semana. La legislación vigente no exige que esas excursiones cuenten con responsables profesionales. Para ellas existe la figura de los llamados guías ‘benévolos’, personas con una preparación técnica básica, sin cualificación profesional y que no cobran por esa labor. En un nivel claramente superior se encuentran los guía profesionales de montaña, con una preparación y titulación de reconocimiento internacional y reunidos en la Asociación Española de Guías de Montaña (AEGM). Raúl Lora (35 años) es uno de ellos. Conoce a la perfección la ruta donde falleció Iratxe y vivió muy de cerca lo sucedido. Tanto que ese mismo día tenía previsto realizar una salida con clientes por la zona y la suspendió debido las malas condiciones meteorológicas.

– ¿Se cometieron errores en la planificación y desarrollo de la excursión del Bilbao Alpino?

– Es muy delicado y complicado entrar a juzgar si hubo errores o no. Sobre todo cuando no contamos con el 100% de la información, que solo la tendrá el juez cuando reúna las versiones de todos los implicados. Mi valoración con la información que tengo es que yo, el día del incidente, el Viernes Santo, tenía una actividad programada en Gredos y la suspendí por mal tiempo. Consideré que las condiciones no eran suficientemente buenas para realizarla. Así que en una actividad de características similares creo que se tenía que haber tomado la misma decisión. Yo entiendo que los grupos de montaña vienen con un programa organizado y quieren cumplirlo todo lo posible, y a veces surgen presiones para lograrlo, bien porque el organizador se las autoimpone o lo hacen los participantes.

– O sea, que las condiciones de ese día no eran para realizar una actividad como la que hizo el grupo del Bilbao Alpino Club.

– Al menos para un grupo de diecinueve personas, que no se mueven con la misma fluidez, y por lo tanto con la misma seguridad, que un grupo de dos, tres o cuatro personas. Y encima un grupo en el que algunas personas solo se conocían desde dos días antes y no se sabía cómo iban a reaccionar en circunstancias como las que vivieron.

– En casos así, ¿el grupo debe esperar al más lento o eso puede aumentar el riesgo de más personas?

– Como primera premisa hay que tratar de mantener el grupo unido. Si surgen problemas como los que esta gente se encontró, hay que ir tomando decisiones en función de las circunstancias. Por ejemplo, en nuestra empresa, para un grupo de 20 personas vamos dos guías, de forma que si una persona se pone enferma, está muy cansada o tiene un accidente o una lesión, un guía puede seguir con el grupo y el otro se queda con la persona que ha sufrido el problema a esperar la ayuda.

– El grupo de Bilbao llevaba a un responsable para 30 montañeros.

– Ya tenemos la primera circunstancia negativa. ¿Qué hacer en esa situación? Hay que intentar no perder el control del grupo. Quiero decir, que sepas en todo momento dónde está todo el mundo. Y si en una situación extrema decides que tienes que dejar a alguien con una persona accidentada, que sea de tu absoluta confianza o tenga más experiencia que los demás. Y que al menos sepas exactamente dónde están y lo que puedes tardar en ir a buscar ayuda y volver mientras llevas al resto del grupo a un lugar seguro. En definitiva, que todo el grupo esté bajo tu control, aunque sea imposible que todos estén a tu lado.

– La AEGM es partidaria de obligar a que los clubes lleven guías titulados en sus actividades.

– No hay por qué obligar a que un club contrate siempre a un guía titulado. Hay actividades que entran dentro de la capacitación del técnico más básico para deportes de montaña. Pero si yo fuese el responsable de un club y fuera a hacer una actividad en la que hay un mínimo de riesgo, contrataría un profesional. Porque me aseguro un servicio profesional y porque delego la responsabilidad, ya que está obligado a tener unos seguros de responsabilidad civil y de accidente.

Estado físico y anímico

– Los alpinistas más experimentados suelen afirmar que en la montaña no hay accidentes, sino malas decisiones o imprudencias. ¿Está de acuerdo?

– No me parece excesivamente radical esa afirmación. Referirse así al cien por cien de los casos quizás es mucho decir, pero sí es verdad que un porcentaje muy alto de los accidentes se generan por errores, malas decisiones o similares.

– La mujer fallecida llegó a rechazar inicialmente la ayuda del grupo que la encontró. ¿Dentro de la responsabilidad del guía está conocer el estado de las personas a las que acompaña?

– Sí. Un guía debe ser consciente en todo momento del estado físico y anímico de las personas que forman su grupo. Y tiene que ser capaz de valorar en cada momento cómo se encuentran. De ello va a depender su respuesta en determinadas situaciones, cuando por ejemplo sea necesario que vayan más rápido o realicen una maniobra técnica.

– ¿Qué consejos básicos daría a los grupos que van al monte?

– En cuanto a los organizadores, yo les recomendaría que contratasen guías profesionales, que contrasten su titulación en la web de la asociación y si están capacitados para la actividad para la que se le está contratando. De esa manera, delegan prácticamente toda la responsabilidad en ellos. Que se aseguren también que ese guía tiene seguro de responsabilidad civil y que contraten un seguro de accidente para los participantes. Después, que traten de organizar las actividades con una ratio entre participantes y monitores o guías adecuado. Y por último, que traten de que el grupo sea lo más homogéneo posible, aunque esto siempre es difícil.

– ¿Y en cuanto a los participantes?

– Que se informen bien del tipo de actividad en la que van a participar, los servicios que están contratando, quién va a dirigir esa actividad y qué seguros la cubren.

– ¿A dónde se tiene que dirigir alguien que quiera contratar a un guía de montaña?

– En Internet pueden encontrar un montón de guías profesionales o empresas que tiene contratados esos guías profesionales. Si quieren tener más garantías, pueden ver su perfil profesional y titulación en la web www.aegm.org.

Fuente: El correo

 
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